Manifiesto
¡¡¡Oíd Guerreros la llamada de las Armas!!!
Unámonos contra la Indiferencia, la Cobardía y lo Mezquino.
Luchemos contra las Falsas Apariencias, la Hipocresía y la Soberbia.
Defendamos el Libre Pensamiento, la Diversidad, y la Belleza de lo Espontaneo.
Seamos Fuertes en las horas Débiles y Nobles en momentos de gran Poder, Respetemos el Contrincante pero siempre firmes en nuestras Convicciones.
Cabalguemos Raudos en cada Batalla en Pos de la Victoria, sin Miedo a la Derrota, ni a la Muerta, pero Pavor ante la Deshonra.
Venzamos a la Adversidad y al Infortunio y Dobleguemos al Destino con Perseverancia y Valentía.
¡Guerreros! Es hora de la Emancipación.
Que tiemble la tierra bajo nuestros pies.
¡¡¡BRAVUM!!!
Unámonos contra la Indiferencia, la Cobardía y lo Mezquino.
Luchemos contra las Falsas Apariencias, la Hipocresía y la Soberbia.
Defendamos el Libre Pensamiento, la Diversidad, y la Belleza de lo Espontaneo.
Seamos Fuertes en las horas Débiles y Nobles en momentos de gran Poder, Respetemos el Contrincante pero siempre firmes en nuestras Convicciones.
Cabalguemos Raudos en cada Batalla en Pos de la Victoria, sin Miedo a la Derrota, ni a la Muerta, pero Pavor ante la Deshonra.
Venzamos a la Adversidad y al Infortunio y Dobleguemos al Destino con Perseverancia y Valentía.
¡Guerreros! Es hora de la Emancipación.
Que tiemble la tierra bajo nuestros pies.
¡¡¡BRAVUM!!!
¿Por que corro?
Corro por que puedo.
Corro por que quiero.
Corro, corro y corro
Y no parare de correr,
mientras mi cuerpo pueda,y yo asi lo quiera.
No corro de nada ni de nadie.
Corro hacia metas muy lejanas y dispares.
Corro en busca de sensaciones y emociones.
Corro hacia delante.
Corro en busca de la libertad.
Corro hacia la magia de lo divino.
Corro en busca de un momento poderoso
de pisada liviana, casi volando.
Corro hacia el infinito.
Corro por que quiero.
Corro, corro y corro
Y no parare de correr,
mientras mi cuerpo pueda,y yo asi lo quiera.
No corro de nada ni de nadie.
Corro hacia metas muy lejanas y dispares.
Corro en busca de sensaciones y emociones.
Corro hacia delante.
Corro en busca de la libertad.
Corro hacia la magia de lo divino.
Corro en busca de un momento poderoso
de pisada liviana, casi volando.
Corro hacia el infinito.
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viernes, 18 de diciembre de 2009
Doyen of the Downs, 6 de Diciembre 2009
Doyen of the Downs” Arundel, U.K. Diciembre 2009
Después de una larga temporada con la furgoneta de aquí para ya y sin tan siquiera un mísero podio en el cinturón, decidí volver a mi tan añorada Inglaterra durante el puente de la Constitución, con la excusita de llevar a mi tan sufrida familia a Londres de compras, para disputar una carrerita cerca de donde empezaron mis andanzas en esta locura de correr y intentar finalmente cosechar algún triunfo para no acabar esta durísima temporada en balde.
La carrera me eligió a mí y no yo a ella por lo tanto había que hacerse a lo que viniera. Afortunadamente, gracias a mi educación Británica, siendo residente en Burgos y teniendo el tiempo suficiente para una preparación específica, me encontraba perfectamente preparado para el barro, la lluvia, el frio y lo que fuera con lo que la carrera me quisiera desafiar.
Con 48 kilómetros y unos escasos 900 metros de desnivel positivo la carrera tenía pinta de ser rápida y de correrse a mucho ritmo aunque la organización me aseguraba que la carrera era dura por definición, mi preparación fue lo más llana y lisa que mi naturaleza caprina me permitía.
Nos alojamos en un “Bed and Breakfast” de arquitectura Georgiana con decoración muy elegante pero sin reformas ni arreglos aparentes desde su construcción en el siglo 18, era pura tradición y auténticamente Ingles. Los dos días de aclimatación en el pueblo de Arundel, al sur de Londres, fueron muy tranquilos pero entretenidos y gratificantes, la verdad es que el pueblo era precioso con un castillo alucinante y un ambiente navideño muy tranquilo perfecto para estar relajado y prepararse para la carrera.
El día de la carrera me levante pronto como de costumbre y después de un desayuno ligero de una tostada y un té, me vestí de corto riguroso y con mi cinto salomon repleto de kriptonita me dirigí hacia la salida bajo una fina lluvia y un viento fuerte y racheado. La verdad me encontraba muy bien y súper motivado y no tuve dudas de ponerme en primera línea de salida ya bien calentado a falta de tres minutos para las Ocho de la mañana. No tenía nervios, quizás porque tenía muy clara la estrategia y porque realmente no tenía nada que perder. Era feliz. El organizador dio la salida con puntualidad y yo me coloque detrás de quien parecía claramente el favorito y encima se puso inmediatamente delante, por lo tanto desde el primer momento nos fuimos los dos solos a buen ritmo por la campiña Inglesa repleta de barro y rebosante de conejos y ardillas. El recorrido alternaba entre tramos de pistas totalmente encharcadas y resbaladizas, algún sendero y con algo de desnivel, y muchos kilómetros de asfalto llano.
Es increíble la relación que se puede desarrollar con otro corredor en dos horas corriendo por el monte empapado y embarrado hasta las orejas, sobre todo cuando hay que pasar por al menos cincuenta vallas y puertas de ganado y la carrera está muy escasamente marcada. Stuart y yo disfrutábamos tanto que incluso contemple en mi cabeza una llegada triunfal de la mano con mi compañero de carrera, aunque ese espejismo lo borre rápido de mi mente pensando en el kilometro 36 donde había una subida larga y dura según el perfil de la carrera perfecta para mi ataque final.
Sin embargo por el kilometro 29 cuando todo parecía perfecto empezó un tramo larguísimo por asfalto atravesando un pueblo y mi contrincante aprovecho su momento y salió disparado, intente seguir le lo mas de cerca posible pensando que no quedaría mucho para los tramos duros donde podría alcanzarle, pero fue imposible se me fue lentamente de la vista y en el kilometro 33 ya había desvanecido toda posibilidad de la victoria.
Sin más me centre en la carrera, iba segundo, el tercero estaba muy atrás, quedaban 15 kilómetros a meta y aunque tenía las piernas muy machacadas de intentar seguir a Stuart por el asfalto me encontraba mentalmente muy fuerte y físicamente suficientemente bien para poder aguantar mi posición y conseguir el trofeo de “runner up”. Los Kilómetros iban pasando y aunque había momentos de inseguridad dado el escaso marcaje por fin llegue al último avituallamiento con el Castillo de Arundel a la vista. Mantuve la concentración durante los últimos kilómetros para no cometer ningún error y finalmente llegue a la meta, donde solo estaba una chica apuntando los tiempos y el ganador de la carrera Stuart Mills, ambiente cero y por no haber no había ni un refresco.
En conclusión, por 42 Euros de inscripción y con 300 corredores inscritos, la carrera era muy sosa por definición, avituallamientos escasos, mínimo marcaje y con ambiente nulo y eso que al final incluso salió el sol. De todas formas me lo pase fenomenal y conseguí mi objetivo. Mi Familia y yo Comimos en un Pub un asado tradicional Ingles con vino de tapón de rosca y un “exquisito” pudding de rubarbo de postre. Que nos devuelvan Gibraltar y se pasen por España haber si aprenden a cocinar o por lo menos a organizar carreras.
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