Manifiesto

¡¡¡Oíd Guerreros la llamada de las Armas!!!


Unámonos contra la Indiferencia, la Cobardía y lo Mezquino.

Luchemos contra las Falsas Apariencias, la Hipocresía y la Soberbia.

Defendamos el Libre Pensamiento, la Diversidad, y la Belleza de lo Espontaneo.

Seamos Fuertes en las horas Débiles y Nobles en momentos de gran Poder, Respetemos el Contrincante pero siempre firmes en nuestras Convicciones.

Cabalguemos Raudos en cada Batalla en Pos de la Victoria, sin Miedo a la Derrota, ni a la Muerta, pero Pavor ante la Deshonra.

Venzamos a la Adversidad y al Infortunio y Dobleguemos al Destino con Perseverancia y Valentía.



¡Guerreros! Es hora de la Emancipación.
Que tiemble la tierra bajo nuestros pies.

¡¡¡BRAVUM!!!

¿Por que corro?

Corro por que puedo.
Corro por que quiero.
Corro, corro y corro
Y no parare de correr,
mientras mi cuerpo pueda,y yo asi lo quiera.
No corro de nada ni de nadie.
Corro hacia metas muy lejanas y dispares.
Corro en busca de sensaciones y emociones.
Corro hacia delante.
Corro en busca de la libertad.
Corro hacia la magia de lo divino.
Corro en busca de un momento poderoso
de pisada liviana, casi volando.
Corro hacia el infinito.

lunes, 30 de agosto de 2010

Valgrande-Pajares 2010.


Domingo 22 de agosto de 2010
Amanece un día precioso en la estación de ski valgrande-pajares
A las 7 de la mañana ya hace 20º, con lo que se presiente un día caluroso.
Comienza el ritual: desayuno energético, preparación metódica del vestuario, concentración y un suave calentamiento.
La carrera es larga, no conviene derrochar energías.

Nueve y siete, puntualidad asturiana. Se da la salida con un tradicional "preparados, listos...ya!"
Una vuelta a la estación para ordenar el pelotón y comienza la penitencia hacia las cumbres do mora Epona y las demás divinidades astures.
Las pendientes vertiginosas de ascenso y descenso no defraudan. Continuos avisos de piedras que caen rodando descontroladas valle abajo.
La llegada a cada collado nos regala paisajes propios de Avatar, que miramos apenas un segundo para lanzarnos cuesta abajo en busca del siguiente muro.

Las fuerzas se agotan. En contra de lo previsible, se forman grupos numerosos. El sufrimiento compartido parece menos.
Llegamos al bosque, por fin algo de sombra. Es solo un pequeño respiro para afrontar la última y agónica subida hacia las torres de valgrande.
Todo está decidido, nadie osa intentar modificar su puesto, ya no es hora.
Como un rosario nos dejamos caer por lo que en invierno sería una tranquila pista azul y hoy es el orden de calidad y momento de forma de los atletas montañeros.
Viejos conocidos, duros contrincantes y entrañables amigos.

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